Si el Universo fuese un bloque de pisos, esta galaxia sería la vecina de la puerta de enfrente. Esta enorme galaxia espiral barrada forma parte, junto con otras dos galaxias satelitales más pequeñas que también se ven en la imagen, del Grupo Local de galaxias al cual pertenece nuestra Vía Láctea.
A pesar de verse a simple vista en una noche nítida sin contaminación lumínica, tardamos unos 1.000 años en darnos cuenta de que no se trataba de una nebulosa que giraba a nuestro alrededor, sino que era una galaxia independiente a la nuestra, con toda una historia por contar.
Aunque su origen, su evolución e incluso su estructura actual no resulta del todo clara, sí es seguro que la Vía Láctea y Andrómeda discurren inseparables por el Universo, casi de la mano, ya que ambas galaxias se encuentran rodeadas por halos de gas caliente que se solapan entre sí.
Se encuentra a 2’5 millones de años luz de nosotros, lo que significa que, si vamos al campo y la vemos a simple vista, estaremos viendo las luces que emitió hace 2’5 millones de años. No obstante, aunque se encuentre tan lejana a nosotros, llegará el día en el que colisionemos con ella, porque… ¿quién no ha tenido un rifirrafe con su vecino?